La terapia de movilización neuromeníngea se basa en testar la capacidad biomecánica de los nervios periféricos. Ya que si dicha biomecánica esta alterada, provoca alteraciones en el buen funcionamiento de los nervios dando lugar a enfermedades como el síndrome del túnel carpiano (del cual hablaremos próximamente).

Hay dos problemas que suelen afectar a la mecánica de los nervios:

– El estrechamiento de los túneles por los que tiene que pasar, en zonas musculares (pectoral menor, piramidal, pronador redondo,…) y zonas óseas (como muñecas, el espacio debajo de la clavícula, salida de las vértebras,…).

– Tensión neural. Al igual que los músculos pueden cargarse, a los nervios les ocurre igual. Dicha tensión provoca un cierre de los vasos sanguíneos que nutren a los nervios, por eso los síntomas suelen ser de tipo nocturno, el nervio no le llega bien los nutrientes y este da dolor, adormecimiento fuerte para obligar a la persona a moverse, ya que el movimiento ayuda a bombear la sangre (por eso durante el día es más raro que no pase porque estamos en movimiento).

El tratamiento consiste en abrir los túneles a través de terapias manuales y masajes. Y en movilizar los nervios para ayudar a que recuperen sus propiedades mecánicas, que es poder deslizarse con soltura por los citados túneles y recuperar elasticidad que le permite adaptarse de nuevo a los movimientos del cuerpo.

 

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